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20.7.08

¡Qué bonitos se ven formaditos!

En aquella prehistoria gloriosa, cuando disfrutaba las cacerías y dentelladas de los lobatos de la manada del grupo 4 de Toluca, con frecuencia escuchaba a la mamá de un compañero de cubil decir algo así como: ¡Qué bonitos se ven formaditos! ¡Lo bueno es que aquí les enseñan disciplina!

Pasaron muchas lunas, recorrí muchos territorios, viví muy diversas cacerías, hasta que un día mis cachorras me dijeron: "Papá: nos invitaron a los scouts; ¿nos llevas?"

Así fui a dar a la Manada de la Rivera del Río Waigunga, la del grupo 3 de Puebla. Era mi reencuentro con el Seeonee, ¡y había tantas cosas diferentes después de 25 años!

Ese día los cachorros y las cachorras de la manada fueron al templo de San Francisco, en Puebla, donde el grupo 26 había organizado una feria de especialidades. ¡Todo lo que veía era tan distinto!

Al final de la jornada Akela llamó a formación. Los lobatos y las lobatas hicieron el famosísimo círculo de parada. El viejo lobo los tenía a todos derechitos, bien uniformaditos... Y escuché la voz femenina que me hizo pensar que no todo era tan diferente: "¡Qué bonitos se ven formaditos! Lo bueno es que en los scouts les enseñan disciplina". Fue como entrar en el túnel del tiempo.

¿Los scouts sirven para disciplinar?

Yo creo que en los 100 años de escultismo ha habido una tendencia a pensar que este movimiento sirve para poner en orden a los "indisciplinados".

En esta óptica, uno de los indicadores de que se logra la pretendida "finalidad disciplinaria" es que los cachorros se formen rápida e impecablemente. He visto viejos lobos vociferando, llamando a formación una y otra vez hasta que los lobatos y lobeznas logran formaciones rápidas, en perfecta alineación, como de pequeños soldaditos: los scouters ven satisfechos sus esfuerzos en tanto los padres de familia sonríen al pensar que han encontrado el lugar para que vuelvan buenos a sus hijos.

¿Para qué sirven las formaciones?

Tal vez lo que pienso no satisfaga a muchas personas, pero estoy profundamente convencido de que las formaciones en la vida scout sólo sirven para dos cosas: para poder dar alguna instrucción y que ésta pueda ser atendida con claridad y para poder iniciar fácilmente los juegos y actividades atractivas, desafiantes, útiles, recompensantes y seguras que son el motivo por el cual los niños y los jóvenes frecuentan el grupo scout.

Considero que si no se está en una de estas situaciones ni siquiera es necesaria una formación. También creo que las formaciones lo único que requieren es que una vez hechas permitan o dar instrucciones o jugar y que para ello no es necesario vociferar, ni gritar, ni poner castigos como “la cola de León” y cosas de esas… total, si una sección tarda mucho en formarse son sus miembros los que se pierden la diversión…

Me declaro inconforme con todo aquel scouter que frente a los niños quiera dejar salir el sargento que lleva escondido en el alma y aplaudo a los viejos lobos que saben divertirse con los niños y no dan excesiva importancia a lo que no lo tiene, como exhibir a sus lobitos y lobitas en fastuosas formaciones pseudo-militares.

jrrv, julio 2008

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