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20.6.08

Las ceremonias en la pedagogía scout

Tengo 42 años. Hace muchísimas lunas aconteció mi vida de manada. He vivido tantas cacerías que recordarlas todas sería algo muy difícil: ¡tantas cosas he olvidado al paso del tiempo! Pero hay algunos recuerdos que se han afianzado en la memoria y el corazón: el día de mi promesa, el día que dejé la manada para ir a la aldea de los hombres, dejando atrás la camisa blanca y el sweter azul para vestirme con la camisola gris, totalmente vacía de insignias.

Aun hoy, en muchas circunstancias, vienen a mi mente y corazón los sentimientos tan ricos que experimenté cuando Akela, en la noche del campamento, comenzó a decir: "hay un lobato que ha ido aprendiendo a cazar, ha dado sus primeras dentelladas y está comprometido con la manada"... Entonces me llamó, me hizo pasar al círculo, allí donde sólo él con su totem merodeaban. Y me preguntó que si conocía la promesa de los lobatos, la ley de la manada, las máximas de Baloo.
Me dirigió entonces unas palabras al final de las cuales recité la fórmula de mi compromiso. Y entonces comenzó a vestirme con piel de lobo: en el sweter, en la gorra fijó las insignias de los lobos y me explicó su significado.
Fue, no cabe duda, un día muy especial... el de mi ceremonia.
Desde los lejanos primeros años del siglo XX, cuando los hermanitos de los scouts fueron obligando a la fundación de las manadas, quedó claro que en esta rama, como en cualquiera otra del movimiento, no sólo había que jugar, aprender haciendo o viviendo las aventuras del contacto con la naturaleza, sino que también había que celebrar que cuando alguien es fiel a su compromiso de hacer cuanto de él o de ella dependa... suceden cosas muy interesantes.
Y ese es el sentido de las ceremonias scouts: hacer un acto ritual lleno de emoción y de sentido para que todas y todos puedan ver y experimentar que alguien ha dado un paso adelante, que es fiel a su promesa, que progresa personalmente, que ha logrado una destreza más en las especialidades y competencias.
Celebrar es darnos la oportunidad de ver que sí es posible vivir en el ideal scout y convertirlo ritualmente en una fiesta... Y así, pedagógicamente, vamos permitiendo una significativa toma de conciencia, que es pilar de toda obra auténticamente educativa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta hermoso lo que escribes y en realidad eso es lo que debe de ser uan ceremonia inolvidable y hermosa