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26.1.09

Cuando termines nos avisas


Agradezco mucho a Claudio Montaño --lobatero de muchas lunas y hoy servidor de los hermanos scouts como Comisionado del Distrito Sureste en la Provincia Puebla-- por compartir esta anécdota vivida con sus seiseneros.


En mi etapa inicial como adulto responsable de una sección, donde más aprendí fue en la manada de lobatos. He de confesar que no fue nada fácil ponerse el traje de Akela y pararse frente a una docena de pequeños e inquietos lobatos, pero heme aquí que les sobreviví y les relato ahora una de las anécdotas que mas me llena de orgullo y satisfacción:

Mi buen amigo y hermano lobo René Chantres, en aquellos tiempos de 1999 Akela de la manada del grupo 3, se dio a la tarea de organizar una cacería de dos noches en la cual participaríamos los Consejos de Roca de toda la provincia Puebla y en mi manada la actividad fue acogida con entusiasmo por mis seiseneros. Mor, Garra Blanca, Shada, Chua y Chuchundra, nos preparamos para asistir, hicimos menú, planeamos el área en que armaríamos el cubil, ensayamos aullidos y estudiamos la mejor manera de empacar las pieles de reserva.


La cacería comenzaba con una caminata de 2,5 km desde el punto en la carretera en que nos dejaría el transporte hasta ese pedazo de paraíso que los scouts llamamos Manantiales, entre Metepec y Atlimeyaya. En punto de las ochocientas zulú, el 24 de abril de 1999 partimos entusiasmados a una actividad que no he vuelto a ver para lobatos.


Los lobatos corrían, subían, bajaban, se arrastraban, se mojaban, cantaban, gritaban, se reían, pero no se cansaban y mucho menos, a la hora de la fogata, tenían la menor intención de irse a dormir. Pero como “El lobato escucha y obedece al viejo lobo”, se fueron a descansar.


Al despertar, me correspondía pasar revista a todos los bazares y cubiles, me pesó dejar a mis lobatos solos en ese momento y me dediqué a visitar a los Consejos de Roca hermanos.


Al terminar ésta actividad, me aproxime a mí cubil y cuál sería mi sorpresa cuando Mor me dijo: -ya desayunamos, lavamos los trastes cuando termines de desayunar nos avisas para guardar el sartén-, dicho esto se fueron a convivir con los demás lobatos.


Al recordar este suceso, me siento satisfecho de mi labor con esos lobatos, Mor y Garra Blanca hoy son Rovers del Grupo 22, son Lobos completos que ya persiguen sus propias presas y ejemplo para los lobatos que hoy disfrutan la manada.Gracias Viejo lobo amigo René por esa actividad y por tu amistad. Gracias también a esos viejos lobos con quienes compartí el tiempo y el espacio y de los cuales aprendí mucho. Me divertí como enano y aprendí a servir al Gran Viejo Lobo haciendo felices a sus ángeles con piel de lobo.

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